Siesta litoraleña. Tomamos tereré de manzana en la pelopincho. Después cuando ibas y venías yo no dejaba de escuchar blackbirds como nunca en millones de años y miraba las bicicletas colgadas bajo el viento y el cielo de la parra.
Nuestro corazón es un casamiento.
Nuestro corazón es un casamiento.
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