martes, 6 de noviembre de 2012

Un hemisferio en una cabellera


Hoy a la mañana, en medio de otros textos obligatorios, la luz de esta cabellera nueva:


   Déjame respirar mucho, mucho tiempo, el olor de tus cabellos; y sumergir en ellos todo mi rostro, como un hombre sediento en el agua de una fuente, y agitarlos como un pañuelo perfumado para sacudir recuerdos al aire.
   ¡Si tú pudieras saber todo lo que veo, todo lo que siento, todo lo que oigo en tus cabellos! Mi alma viaja en el perfume como el alma de otros hombres navega en la música.
   Tus cabellos contienen todo un sueño lleno de velas y mástiles; contienen grandes mareas cuyas espumas me llevan a climas encantadores, en que el espacio es más azul y más profundo y la atmósfera está perfumada por los frutos, las hojas y la piel humana.
   En el océano de tu cabellera entreveo un puerto bullente de cantos melancólicos, de hombres vigorosos de todas las naciones y de navíos de todas las formas que recortan sus arquitecturas finas y complicadas en un cielo inmenso se despereza un eterno calor.
   En las caricias de tu cabellera recobro las languideces de las largas horas pasadas sobre un diván en la cámara de un bella nave, mecido por un balanceo imperceptible del puerto, entre tiestos de flores y botijos refrescantes.
   En el ardiente fogón de tu cabellera respiro el olor del tabaco mezclado al opio y al azúcar; en la noche de tu cabellera veo resplandecer el infinito del azur tropical; sobre las orillas aterciopeladas de tu cabellera me embriago con los olores combinados de la brea, el almizcle y del aceite de coco.
   Déjame morder mucho tiempo tus trenzas densas y negras. Cuando mordisqueo tus cabellos elásticos y rebeldes me parece que como recuerdos.

Charles Baudelaire
En El Spleen de París
Traducción de Margarita Michelena




8 comentarios: