Nada, de este lado
de la tela donde se agrieta
abovedada contra la
ventana la sombra del que mira.
Pero si en este
preciso instante aparecieras deteniéndote
bajo el arco que
dibuja la hoja de la palmera al caer
y desde esa quietud
del retrato me miraras, quebrarías
-única cosa viva
entre las verdes mortajas-
esta naturaleza
muerta, este instante enjaulado.
Edgardo Russo